La Universidad de São Paulo (USP) desarrolló una microcomputadora, del tamaño de una moneda, llamada “pulga”.
A pesar de que aún no se utiliza a gran escala, los profesores de la Universidad creen que la tecnología estará disponible pronto. Ayudando a conectar máquinas y personas.
“Son computadoras del tamaño de un boleto de Metro o, en algunos casos, computadoras del tamaño de una moneda de diez centavos”, explicó el profesor Marcelo Zuffo, del Centro Interdisciplinario de Tecnologías Interactivas (CITI).
La microcomputadora fue nombrada "pulga".
“El mejor compañero del hombre es el perro, y creemos que la computadora hará lo mismo. Hoy hay un movimiento mundial llamado 'internet de las cosas', y las computadoras tienen que ser muy pequeñas porque las vas a poner en tu arete, en tus zapatos, en el botón de tu camisa. Estamos en un esfuerzo muy grande de diseño de ingeniería, usando lo que llamamos microelectrónica, para que estas computadoras tengan la granularidad del polvo”, dijo el profesor Zuffo.
Por el momento, estos microordenadores no se utilizan a gran escala, pero ya están siendo probados por algunas de las empresas colaboradoras de la universidad.
USP pionera en tecnologías
La Escuela Politécnica de la Universidad de São Paulo es una de las innovadoras y pioneras en el campo del desarrollo informático. En el pasado, fue responsable por la creación de una de las primeras máquinas en Brasil, el “Patinho Feio”. Considerada la primera microcomputadora brasileña.
En la década de 1980, cuando se desarrolló, hubo una especie de disputa tecnológica entre la USP y la Unicamp, que en ese momento también estaba desarrollando una computadora.
“Dijeron que la computadora que iban a construir se llamaba 'Cisne Blanco'. Entonces, tomamos el taco y dijimos: 'mira, ya tenemos uno listo y se llama 'Patito Feo' que un día se convertirá en un cisne blanco'. Y así fue como surgió el nombre. Es una unidad lógica aritmética, que hace las operaciones matemáticas y lógicas. Y los programas y los datos quedan almacenados en una memoria”, dijo Edith Ranzini, ingeniera y docente de la Poli-USP.
