El reembolso, para aquellos que aún no lo saben, funciona básicamente como un programa de recompensas y, a pesar de ser popular en el mercado ahora, existe desde la década de 1980.
Sin embargo, esta nueva modalidad, que causó furor en Brasil, fue desarrollada en Estados Unidos y el servicio permite a los usuarios recuperar su dinero a través de asociaciones entre marcas e instituciones financieras.
El cashback llegó a Brasil recientemente, específicamente a las grandes tiendas online y, según institutos como el Sebrae, actualmente hay más de 6,4 millones de establecimientos registrados en programas para ese fin.
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Como todo tipo de recompensa, inicialmente, para poder beneficiarse del reembolso, los clientes tendrían que estar vinculados a una tarjeta de crédito.
Sin embargo, hoy es posible hacerlo a través de servicios de débito, pago de facturas, comercio electrónico, entre otros tipos de métodos de adquisición.
Según las reglas: el importe devuelto al cliente debe negociarse entre la marca y el programa de cashback.
Es bastante interesante, pues los porcentajes pueden ser 1% o más de 15%, sin presentar una determinación de mínimo o máximo.
¿Cómo funciona el cashback con los bancos?
Es sencillo, solo realiza una compra y regístrate en instituciones que realizan devoluciones, o registra tu compra en programas que median en el pago.
La devolución podrá realizarse a través de la propia cuenta corriente del cliente y al acreditarse podrá utilizar el importe para otros fines o nuevas compras.
Es muy importante para nosotros recordar aquí que el cashback no funciona como descuentos en tu factura. En este caso, el valor de la compra se registra en su totalidad y solo después de la aprobación se debe devolver una parte.
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