Irregulares llama la atención en JF por concentración de vendedores ambulantes

Basta un rápido recorrido por el centro de la ciudad para constatar el visible aumento de la presencia de vendedores. vendedores ambulantes en situación irregular. Bancos improvisados de cartón, cajas y mamparas se colocan en las aceras e incluso en partes de algunas calles.

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Sobre ellos, diversos tipos de mercadería: frutas, calcetines, CDs, electrónicos, pantuflas, anteojos, adornos para uñas, juguetes, sombrillas, entre muchos otros artículos, de diversa índole.

La situación forma parte de un contexto complejo, que involucra, entre otros actores, la coyuntura económica, la falta de políticas públicas dirigidas a la educación y el trabajo. Además de la desorganización del espacio urbano, que no se restringe a Juiz de Fora, verificándose en mayor o menor medida en muchas ciudades irregulares a lo largo del país.

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Irregulares Chama A Atenção Em JF Pela Concentração De Ambulantes 09 de marco de 2020

En este escenario, el primer factor que se evidencia es la urgencia de garantizar la independencia económica de estos trabajadores. Aunque lleva más de 20 años vendiendo frutas y verduras, el vendedor ambulante Jorge Eduardo, de 43 años, cuenta que hace un tiempo tuvo que empezar a vender en las calles.

Desempleo

El desempleo también hizo que Antônio Carlos Elias, de 54 años, buscara su sustento trabajando en las calles. “Trabajé en una firma. Salí y entré en otro, en este me despidieron rápido. No obtuve nada y tuve que salir a la calle, hacer cualquier cosa para sobrevivir”. Según él, son tres años trabajando así. “Vengo todos los días y nada está bien.

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Dependemos mucho de los demás, de la situación económica de las personas. Si tienen dinero, lo compran y ganamos. Así nos movemos”, dice Antônio. Señala que lo ideal sería tener una tarjeta de trabajo irregular firmada. "Vivo solo. Por ahora, me las arreglo para tomarlo, pero no está bien, especialmente cuando los alguaciles están arriba. Perdimos los bienes, no hay manera de trabajar en paz. Por el momento está rompiendo el banco, pero no es seguro”.

regular

Para los vendedores ambulantes regulares, la situación también es difícil. Entienden la presencia de irregulares porque, en el pasado, también tuvieron que luchar para legitimar su espacio de trabajo. Pero ven situaciones que van más allá de la ocupación de estos trabajadores. “Lo que más molesta hoy en día no es tanto tener irregulares, a pesar de que la ciudad está en caos. Hay entre los asiduos a los que alquilan sus lugares. Se volvió un monopolio, hay gente con dos, tres puntos alquilados. Apenas logramos pagar nuestros impuestos, mientras ellos hacen eso y siguen vendiendo los mismos productos que nosotros”, dice uno de los vendedores ambulantes entrevistados por el reportaje, cuyo nombre se conservará.

El vendedor ambulante Adilson Inácio da Silva cree que falta una supervisión y una mirada más focalizada en estos temas, con la búsqueda del conocimiento de estos problemas. “No tenemos nada en contra de los irregulares, hemos estado en sus zapatos. Esta gente no puede ser reprimida. Pero es necesario hacer algo con respecto a estos otros problemas que no reciben la atención que merecen. Entendemos la situación de las inspecciones, necesitamos que actúen en las calles”.

Vendedores ambulantes e informalidad: parte del todo

El mercado laboral brasileño está fuertemente marcado por la heterogeneidad. Toda la situación de dificultad no es exclusiva de los vendedores ambulantes. De hecho, según la profesora del Instituto de Ciencias Humanas de la UFJF, Ana Claudia Moreira Cardoso, esta realidad no es aislada, representa una dimensión dentro del conjunto, que incluye también el aumento del número de trabajadores por cuenta propia, trabajadores tercerizados , personas que trabajan a domicilio, contratos intermitentes, entre otras modalidades.

“De 2017 a 2019, hubo un aumento de alrededor de 38% en la subcontratación, por ejemplo. De cada seis vacantes que se crean, una es de contrato intermitente. Se crearon 101.000 puestos de trabajo de este tipo, que ya son aproximadamente 15% del total.

Datos del último trimestre de 2019 de la Encuesta Nacional por Muestreo de Hogares (PNAD), encuesta realizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), muestran que hubo una disminución en la tasa de desempleo de seis puntos porcentuales. De 11,6% en octubre, noviembre y diciembre de 2018, a 11% en el mismo periodo de 2019. La tasa media anual ya se ha reducido de 12,3% en 2018 a 11,9% en 2019. Sin embargo, el profesor advierte que aún con un resultado que, al parecer, sería positivo, la dificultad para ofrecer empleos de calidad continúa.

La tasa media anual compuesta de subutilización de la fuerza de trabajo (que tiene en cuenta el porcentaje de personas desempleadas, subempleadas por insuficiencia de horas trabajadas y en la fuerza de trabajo potencial en relación con la fuerza de trabajo ampliada) disminuyó poco, de 24,31 TP3T en 2018 a 24,21 TP3T en 2019. El total de desanimados en el 4º trimestre de 2019 alcanzó los 4,6 millones de personas, en torno a 4,2%, manteniéndose estable en la comparativa.

ingresos insuficientes

Otro factor importante que debe ser considerado, en la evaluación de la profesora Ana Claudia Moreira Cardoso, es el ingreso de estas personas. Partiendo de un núcleo familiar con cuatro personas y hasta tres adultos, imaginando que en este grupo hay uno tercerizado y uno intermitente, para el docente es posible decir que los ingresos son insuficientes. En este sentido, es posible pensar la precariedad en dos sentidos: en la forma de contratación y en la jornada laboral. “De nada sirve decir que lo has formalizado si no tienes las condiciones. En el modo de producción capitalista, el sujeto depende del trabajo, preferiblemente de calidad, para sobrevivir. La mayor contradicción es tener un sistema que te dice que solo vas a sobrevivir con un trabajo de mínima calidad, que no te ofrece ese trabajo”.

De esta manera, la falta de bienestar social hará que, como dice el docente, la gente busque lo que tiene, porque no tendría otra opción. “Los datos muestran que los que más ingresos perdieron fueron la banda uno, personas que ganaban hasta R$1,600. Otras bandas, particularmente aquellas que ganan más de R$8,200, lograron recuperarse un poco”. Según explicó la docente, los grupos de menores ingresos son los que más gastan en alimentos, que fue uno de los rubros con mayor aumento de precio. El resultado es que las familias con menores ingresos ganan menos y gastan más en artículos de primera necesidad. Con más medidas económicas en discusión, como el MP de Libertad Económica, ya se planean nuevos cambios en el trabajo, que pueden perturbar aún más a estas familias.

Consecuencias

Con base en todos estos indicadores, las tasas de desempleo no deberían aumentar, según Ana Claudia, pero los empleos que se generarán, en cambio, no tienen la calidad que sería deseable. “Esto no solo trastorna la estructura de la familia, sino que genera mayor presión para el Estado. Porque la gente empieza a enfermarse. Mientras unos trabajan mucho menos de lo necesario, otros trabajan muy intensamente y llegan a enfermarse”, señala.

La salida que considera, para esta situación, es la presión popular. "Es la única forma. No hay otro. No puedes resolver esto individualmente”. Para ello, sin embargo, refuerza que las instituciones deben ser más activas.

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